Me levanté demasiado tarde para alcanzar la destinación que me había fijado: Fortuna. Pero tanto mejor porque hice encuentros.

Trato de pasar las fronteras por la mañana evitando las horas de comida donde a veces las ventanillas son cerradas para dos horas.

Arranco de Granada a las 9h 00 y alcanzo la frontera de Costa Rica dos horas más tarde. Los paisajes atravesados me hacen rodar lentamente y a menudo dejarme.

A la frontera rechazo la ayuda de un helper. Aduana para rescindir mi licencia de importación, Immigracion para mi salida del territorio.

Al lado Costa Rica, immigracion, fácil, rápida y gratuita. 

La licencia de importación es más difícil y más larga a obtener: comprobación escrupulosa de la moto, fotocopias del sello de inmigración, rellenar un formulario de aduana, suscribir una seguridad obligatoria, dar la fotocopia con la del título de propiedad de la moto. Pasar pagar mi derecho: un único empleado en la ventanilla y la fila de camioneros delante de mí. 

Resaltaré de eso una hora más tarde y esperaré un sello de la policía una media hora.


¡Cambio! Compro Colones.


Antes de mi salida, un aduanero desea inspeccionar mis bolsos y mi saco.

Una fila larga de camiones esta esperando de pasar detrás de mí. Tomo mi tiempo, apago el motor, quito mi casco y mis guantes y abro mis bolsos y mi saco. El aduanero abandona y me señala que puedo irme.

El camino está en trabajos de ensanche sobre 50 kms hasta Canas. Es un infierno. Desviaciones, ausencia de revestimiento, tierra, arena, barro, señalización aproximada. La moto sufre, y yo con ella. 

El tráfico es denso, como de la tierra y humos de escape.


A Canas, tomo la dirección de Fortuna pero no pienso poder llegar allá antes de la noche.

Tomo un camino magnífico y sinuoso que sube alrededor del Lago Arenal. La vegetación es tropical.

Un perro que decide atacarse a mí me hace caer como resultado de una mala maniobra. Cumplir con la moto de hasta 300 kg por un camino en pendiente es un deporte.


Es de las 17: 00 y estoy en busca de un hotel.


Este será el Nuevo Arenal, ducha de agua fría, por 13 €.

Se me ofrece para aparcar mi moto en el restaurante, que ya no sirve comidas.

Parece un negocio de familia en peligro y soy el único cliente desde un largo tiempo. 

Me invitan a parquar la moto en el restaurante.

Ducha fría y me puse a buscar algo de comer en este pueblito.

El restaurante donde me detengo acaba de ser tomado por una pareja estadounidense jubilada. Todavía no está abierto, pero un par de nuevos amigos míos me invitan a tomar una cerveza con ellos.

El tiene 68 años y parece 75. Ella es mucho más joven y es costarricense.

Ya están un poco empapados y parecen estar arrastrando su aburrimiento de amigos visitantes a amigos visitantes.

Ella me ofrece hierba, que rechazo cortésmente, me muestra la foto de su hijo que se quedó en los Estados Unidos.

Durante el resto de la noche, estarán convencidos de que soy un agente secreto francés en una misión cuando les diga que he trabajado en Asia, Europa y México. Locos amigos.

El trabajaba en bienes raíces. Su trabajo consistía en evaluar el valor de las propiedades en nombre de los bancos. Lleva 12 años viniendo a Costa Rica.

Me explica que vendió su propiedad en los Estados Unidos antes del colapso de 2007. Pero el colapso lo siguió aquí, porque muchos estadounidenses que se establecieron aquí querían revender su propiedad al mismo tiempo, para reconstruir, y los precios también se han desplomado.

Hablamos de kayak y piragüismo en el lago Arenal y él me invita a tomar prestada su canoa en kevlar todo lo que quiera.

Trabajaba en Bozeman, donde vive uno de mis primos, tenemos cosas en común.

Me llevan en su vieja auto a un restaurante (al que podríamos haber caminando). Les pago dos cervezas y me dejan cenar.