Estamos de camino al puerto alrededor de las 9:00 a.m. 

El camión de Enzo está roto, un amigo suyo está conduciendo un camión rojo atropellado. 

Estoy detras de ellos.

Nos instalamos en una esquina del puerto y pasamos las siguientes dos horas montando la caja alrededor de la motocicleta.

Aduanas verifica los números de chasis y matrícula y podemos cerrar la caja.

Una vuelta a la contabilidad de puertos y Enzo me da el recibo por la cancelación de mi permiso de importación temporal.


Una pequeña mordida en el corazón para dejar a la que nunca me traicionó solita, allí, en esta plataforma. Bueno, asi es.


De vuelta en Valparaíso alrededor de las 12:30 p.m., me dejan en el centro de la ciudad: todavía quiero recorrerla.
El transporte público es un dolor de cabeza para los extranjeros. Hay taxis grupales que toman hasta cuatro personas por un precio fijo por pasajero. Pero estos taxis tienen un número en el techo que define una ruta.

Los microbuses están en el mismo sistema. Si no conoces los números que sirven al destino al que desea ir, será un poco perdido.
Los trolebuses son antiguos.

Invito a mis compañeros de cuarto a una barbacoa esta noche y voy de compras.

Mañana tomare el autobús a Santiago, Hemme y Bea partirán al día siguiente para cruzar la frontera argentina.