Tengo que encontrar una manera de cruzar el Darién, esa franja de tierra de unos 150 km de largo que separa a Panamá de Colombia. 

No hay camino entre Centro-America y Sur América. Pan Americana se detiene al sur de la ciudad de Panamá y continúa del otro lado en Colombia.

Entre los dos paises la jungla y los pantanos son ocupados por tribus indígenas, narcos, paramilitares y guerrilleros.


Hay dos formas de cruzar a Sudamérica, por mar o por aire.

Escribo un correo electrónico a una compañía de transbordadores que abriría una línea, todavía no funciona.


Cruzar por mar es deportivo y arriesgado. Algunas embarcaciones pequeñas ofrecen poner la motocicleta en cubierta. Como no atracan en el puerto, la motocicleta se carga primero en un bote, en equilibrio inestable, con su conductor sentado para mantenerla en pie, luego, en el mar, debe ser izada en la cubierta del bote.

La travesía en teoría dura cinco días en mar calma, con paradas en las islas de San Blas, hasta la costa caribeña de Colombia, donde se reproduce el mismo proceso acrobático a la inversa.


No estoy muy caliente. Especialmente porque a veces se deslizan unos cuantos paquetes de coca en el barco y, si uno es atrapado en un bote, se encuentra en el mismo baño que su capitán.

Por aire, hay un aeropuerto de carga en Tocumen, aeropuerto de Panamá. Allí, varias compañías ofrecen transporte de motocicletas a Bogotá en Colombia o Quito en Ecuador.

Inicialmente, por razones de tiempo, decidí volar a Quito. Me pongo en contacto con la empresa GIRAG. Ya no sirve a Ecuador debido a formalidades aduaneras demasiado restrictivas.

El transporte de la motocicleta, que presupuse, cuesta $ 902 a Bogotá y $ 1,200 a Medellín.

Entonces será Bogotá.

Reservé en Internet un boleto de avión para mí en Avianca (160 €) para el 27 de agosto a las 5:40 pm y concerté una cita con GIRAG para el día antes el 26 de agosto.